Hoy en día podemos encontrar multitud de referencias sobre la crianza respetuosa. Por suerte, sabemos que es necesario educar de forma distinta a los últimos veinte años y es fácil encontrar libros, webs con información, vídeos para aprender teorías o métodos que nos lleven a cambiar la forma de relacionarnos con los niñ@s.
Todas estas teorías prometen una mejora en el desarrollo emocional del niñ@. Aseguran que educar a través del Yoga, con psicología positiva o el método Montessori, entre otros, va a favorecer un mayor control de emociones, un niñ@ que es capaz de auto regularse, de estar en calma, de resolver conflictos positivamente o de adquirir una mayor confianza en sí mismo. Saber esto resulta tan convincente que en ocasiones ¡nos olvidamos de lo realmente importante!
¿Cuáles son bases sólidas para consolidar estos aprendizajes?
Consejo 1: El Yoga no se enseña, se comparte.
Es importante no perseguir objetivos ni metas que alcanzar cuando practicamos yoga con los niñ@s. No debemos esperar conseguir los resultados que tanto hemos leído en los libros o que esperamos que sucedan como consecuencia de “tal” ejercicio. Si hacemos esto nos estaremos alejando de las verdaderas enseñanzas del Yoga. Debemos abrirnos a la experiencia que estemos llevando a cabo aprendiendo a observar lo que sucede para así poder acompañar al niñ@ en ese momento presente.
Yoga=Compartir=Acompañar=Proponer=Guiar
Consejo 2: Cada niñ@ experimenta el Yoga de forma diferente.
Algunos niñ@s conectan rápidamente con las prácticas y los juegos que se proponen. Son niñ@s que encuentran una puerta para algo que llevaban tiempo buscando. Su naturaleza es explorar su mundo interior y aprender a desarrollar hábitos sociales como la empatía, la compasión, la solidaridad, la escucha… Ellos se sienten como en casa. Probablemente, tienen facilidad para desarrollar lo que el Dr. Howard Gardner denominó Inteligencia Espiritual o Existencial entendida como “una Inteligencia que identifica la reflexión sobre cuestiones fundamentales de la existencia y el reconocimiento de la Espiritualidad como un estado de bienestar”. Desde que en 1983 el Dr. Gardner inició una primera revolución al proponer una visión múltiple de la inteligencia en su libro “Inteligencias múltiples” en el que proponía la existencia de diferentes inteligencias presentes en las personas pero con un diferente nivel de desarrollo; debemos aceptar que no todos los niñ@s respondan de la misma manera. Imagínate a Gandhi, Mozart o Newton en una misma aula. ¡¡Todos son inteligentes pero seguro que no responderían igual ante los mismos estímulos!!
En cambio, cuando un niñ@ se resiste ante una práctica de Yoga y no siente interés o intenta impedir que se lleve a cabo, debemos tener la apertura para no juzgar y no frustrarnos. Si nuestras ideas previas, nuestra intención o nuestro foco estaban en los resultados; probablemente no podamos evitar sentir malestar, una sensación de que “no funciona” o que el esfuerzo hecho no merece la pena. Pero si en vez de esto, sabemos que nuestra intención debe estar en acompañar y guiar al niñ@, en ofrecer o proponer en vez de enseñar; conseguiremos responder de una forma más comprensiva, más empática. Y en ocasiones, en esa respuesta, ¡¡habrá mucho aprendizaje!!
Consejo 3: Tú eres el mejor ejemplo.
Hoy en día ya sabemos que educamos más por lo que hacemos que por lo que decimos. En verdad, los niñ@s no siempre ponen atención a nuestros consejos o enseñanzas pero es fácil encontrarlos imitando nuestros comportamientos y reaccionando de la misma forma. Si pones tu foco y tú intención en la coherencia de tus actos, en tu propia práctica; será mucho más fácil que los niñ@s comprendan y empiecen a practicar Yoga.
Si quieres que tus hij@s comiencen a practicar Yoga, inicia tu práctica regular e invítales a acompañarte. Algunos días quizás estén a tu lado y realicen algunos ejercicios contigo pero quizás pronto pierdan la atención y empiecen a jugar con otra cosa. Esto está bien, es natural. Otros días, puede que tengan más interés y te apetezca enseñarles algo nuevo: una técnica de respiración, una canción, una práctica de silencio… Habrá días que no muestren ninguna curiosidad y ni si quiera estén cerca cuando tú dediques tu tiempo a la práctica… Será el momento para que profundices en ella y disfrutes de ese momento para ti.
Si eres maestr@ y practicas con un grupo de niñ@s en tu escuela o en algún centro, necesitarás alternativas para esos momentos de desconexión y desinterés. Es muy recomendable dedicar las primeras sesiones a hablar de ello. Exponles las opciones que tienen. Háblales de que es normal que algunos días no tengan ganas. Ofréceles tus experiencias personales o anécdotas, ¡¡las valorarán!! Y abre puertas para que hablen sobre qué creen que pueden descubrir con el Yoga.
Será muy importante que prepares tus clases con cariño y dedicación. Desarrolla tu creatividad y sorpréndeles!! Aunque no tengas expectativas es importante que planifiques y prepares tus clases con mucho detalle. El Yoga debe ofrecerles algo diferente, ¡¡algo especial!! Si a pesar de ello, algún día un niñ@ no quiere practicar, ¡¡respétalo!! Quizás puedes disponer de un rincón-caja con alternativas para esos momentos: mandalas, cojines, linternas, cuentos, mascotas, legos…
Cuando un niñ@ es capaz de reconocer su desinterés por algo, lo comunica, lo expresa y siente que le comprenden y le ofrecen otra opción; ese niñ@ ha descubierto una nueva forma de respetarse y de respetar. ¡¡Quizás ese día es uno de los que más ha aprendido!!