Mandala es una palabra sánscrita que significa "círculo" aunque también puede ser entendida como "lo que contiene la esencia" ya que los mandalas son mucho más que unos dibujos realizados en papel, tela o arena. A través de círculos concéntricos, el mandala representa el mundo interior o exterior de una persona. Si pintamos, dibujamos o construimos un mandala podemos conseguir relajación mental además de la posibilidad de expresarnos y reflejar nuestro mundo interior.
Mandala de la civilización precolombiana |
Los mandalas ya se encontraban presentes en las antiguas civilizaciones. Intuitivamente sabían calmar su mente con la ayuda de imágenes circulares. Entre las técnicas de psicoterapia, la meditación con mandalas se utiliza como un ejercicio de relajación metódico. El psicólogo Carl Gustav Jung estudió el efecto curativo de las imágenes circulares en el alma, confirmando que pintar mandalas ofrece tranquilidad y sosiego.
La utilización de los mandalas se remonta al principio de la vida del ser humano sobre la Tierra. Se inspiraron en los ejemplos de la naturaleza. Encontramos mandalas a cada paso. Cada uno de nosotros los ve diariamente. Los podemos ver en los círculos concéntricos que imprime una gota, en un círculo formado por los pétalos de las flores, en una telaraña, en la imagen del sol... Nuestro planeta es un mandala.
La utilización de mandalas en el aula es una herramienta muy útil para favorecer la calma y la concentración. Te recomiendo que cuentes con dibujos de mandalas para que ellos puedan colorear libremente cuando sientan la necesidad o en algún taller dedicado a trabajar la introspección. No te olvides de hacerlo también tú!! Aquí podrás descargarte multitud de plantillas
Crear mandalas requiere de una mayor planificación pero los beneficios son todavía más profundos y enriquecedores. Poder construir mandalas con elementos naturales es una práctica de atención plena en la que los alumnos se conectan de forma natural con el momento presente. Puedes llevarlo a cabo con niños de infantil y primaria (4-12 años) en pequeños grupos o formando un gran mandala todos juntos.
Las instrucciones son muy sencillas, simplemente necesitan:
- Realizar la práctica en silencio (con niños pequeños, en bajito) y con atención, dándose cuenta de cada uno de los objetos que manipulan y cómo y dónde lo colocan .
- Colocar los materiales formando círculos concéntricos desde el centro
- Cuando un círculo se cierra, suena una campana y todos realizamos una respiración consciente
Si realizas un mandala con un gran grupo de niños, divídelos en grupos de 6-8 y que cada grupo construya un círculo mientras el resto observa con atención. Intenta que todos los grupos realicen 1 o 2 círculos concéntricos. Tú puedes ser la guía que coordine estos intercambios con una simple mirada atenta.
Paso a paso:
Paso 1: Recolección de materiales
Cuando creamos un mandala, los materiales que utilizamos son importantes, tienen que tener un significado para el niñ@. Deben representar aquello que queremos simbolizar con el mandala. Una práctica muy interesante es que ellos mismos sean los que recolecten los materiales. Si, por ejemplo, vais a usar materiales de la naturaleza podéis realizar una excursión a un monte o un parque cercano; y allí, podéis recolectar mirando con detalle cada uno de los elementos que elegís coger.
Paso 2: Organizar los espacios y materiales
Antes de comenzar con la construcción del mandala, es necesario organizar todos los materiales de forma que todos los niños sepan dónde cogerlos. Podeís organizarlos por grupos, en pequeñas cajas que estén cerca de la zona donde construiréis el mandala. La organización previa es clave para que la actividad se pueda desarrollar en silencio y calma.
Paso 3: Iniciar el ritual con silencio
Para que todos los niños comprendan el significado de construir el mandala es necesario reflexionar brevemente sobre cuales son los motivos o la razón por la que lo realizamos (una ofrenda a la naturaleza, para celebrar una fiesta, para dar comienzo a una estación...) Podeis sentaros todos juntos formando un círculo alrededor del centro del mandala. En ese momento puedes verbalizar el motivo del ritual o hacerles preguntas para decidirlo entre todos. Después nos llevamos las manos al corazón y durante unos minutos (1-5 min dependiendo de la edad) repetimos mentalmente el motivo de la práctica.
Para que todos los niños comprendan el significado de construir el mandala es necesario reflexionar brevemente sobre cuales son los motivos o la razón por la que lo realizamos (una ofrenda a la naturaleza, para celebrar una fiesta, para dar comienzo a una estación...) Podeis sentaros todos juntos formando un círculo alrededor del centro del mandala. En ese momento puedes verbalizar el motivo del ritual o hacerles preguntas para decidirlo entre todos. Después nos llevamos las manos al corazón y durante unos minutos (1-5 min dependiendo de la edad) repetimos mentalmente el motivo de la práctica.
Paso 4: Crear el mandala
LLega el momento de crear el mandala todos juntos. El sonido de la campana dará comienzo al ritual. Si es necesario, recuérdales las instrucciones antes de comenzar y permite que todo fluya, con sus aciertos y errores. Tú simplemente estate presente, obsérvales, acompáñales, toca su hombro si olvidan una instrucción y oriéntales si les ves perdidos. Si repites esta actividad varias veces podrás comprobar como evoluciona y en cada ocasión, se vuelve una práctica más y más profunda.
Paso 5: Agradecer y soltar
LLega el momento de crear el mandala todos juntos. El sonido de la campana dará comienzo al ritual. Si es necesario, recuérdales las instrucciones antes de comenzar y permite que todo fluya, con sus aciertos y errores. Tú simplemente estate presente, obsérvales, acompáñales, toca su hombro si olvidan una instrucción y oriéntales si les ves perdidos. Si repites esta actividad varias veces podrás comprobar como evoluciona y en cada ocasión, se vuelve una práctica más y más profunda.
Paso 5: Agradecer y soltar
Cuando consideres que el mandala está terminado, haz sonar tres toques de campana e invita con la mirada a que todos se sienten alrededor formando un círculo. De nuevo, nos llevamos las manos al corazón y damos las gracias por el momento presente. Si nuestro mandala tiene un significado especial, lo rememoramos. Somos conscientes de que todo cambia y todo está en continuo movimiento. Aceptamos que el mandala va a desaparecer, se acabará destruyendo como todo aquello que cobra vida. Respiramos y soltamos el apego y la necesidad de pertenencia.