¿Te has dado cuenta de lo frágil que es el mundo emocional de los niños? En estos tiempos de incertidumbre, miedo y descontento...ellos parecen revelarse ante todo y mantienen esa energía brillante que les hace vivir en la alegría. Pudiera parecer que nada de todo esto les afecta, que están bien, felices y animados.... pero quizás has podido vivir de cerca cómo pequeñas cosas se convierten de repente en gigantes que les atormentan. Cómo pueden pasar de la alegría al llanto por un pequeño conflicto o cómo reaccionan y se recogen para adentro cuando sienten cualquier emoción incómoda...
No es verdad. Los niños no están bien porque el planeta entero está sufriendo una situación difícil y ellos no están fuera de este mundo. Ellos también sienten y se conectan a esta energía grande que a todos nos envuelve.
Parece que la única forma de ayudarlos es hacerlos fuertes, ayudarlos a comprender que les está pasando. Acompañarles en cada una de las emociones, validarlas y permitir que sean. Ofrecerles herramientas para vivir con lo incómodo. Animarles a darse cuenta que todo se mueve y las emociones también. Trabajar la paciencia, el silencio y la quietud. Darles esperanza, sueños y optimismo. Llorar juntos, reír todos los días. Poner una mano en su pecho mirándoles a los ojos si lo necesitan (aunque nos obliguen a distanciarnos). Recordarles que su cuerpo es perfecto tal y cómo es. Enseñarles a cuestionar sus pensamientos...
Esto va a pasar -dice Eckhart Tolle
En casa y en la escuela deben existir espacios para cuidar las emociones. Realizar dinámicas o juegos que nos ayuden a hablar sobre ellas puede ser muy valioso no sólo para reconocerlas sino también para darnos cuenta de cómo nos vemos a nosostros mismos. De esta manera podemos aprender a cuestionarnos y a replantearnos las cosas cómo si de un laboratorio emocional se tratara. ¿Quién soy? ¿Cómo son mis pensamientos? ¿Qué deseos tengo? ¿Qué hago con el dolor?
Comparto 5 dinámicas para crear este ambiente experimental. Puedes realizarlas en familia o en el aula con niños desde 6 a 12 años simplemente dejando que se expresen según su madurez emocional. Participa cómo adulto siendo sincero y aportando tu mundo emocional.
Deja a un lado los discursos, las charlas sobre cómo vivir las emociones.... sólo se trata de crear ese espacio conjunto y vivirlo plenamente.
1- El árbol de las sonrisas
Para ello saca fotos de todos niños y recórtalas dejando únicamente una imagen de nariz y boca (como una mascarilla) Reparte a cada niño una imagen y jugar a adivinar de quien es cada imagen, veréis que no es tan fácil reconocer todas las bocas-nariz. Luego jugar a probaros las diferentes bocas-nariz, es realmente divertido y curioso!! Terminar pegándolas todas en un árbol de sonrisas que ilumine ese espacio y nos recuerde que algún día cambiaremos las mascarillas por nuestros rostros felices.
2- Deseo que...
Cuando las situaciones no son tal y como deseamos es cuando debemos usar el poder de nuestra imaginación para soñar y dejar que esos sueños vuelen bien lejos y quizás algún día se hagan realidad. Es importante enseñar a los niños a soñar y a soltar y dejar ir sin control...
Podemos comezar esta dinámica con una charla en la que hablemos sobre nuestros sueños, qué cosas nos gustaría conseguir o que cambiaríamos en nuestras vidas. Podemos hablar sobre cómo transformar los "sueños imposibles", por ejemplo ver a un ser querido que ha fallecido, en "sueños reales" por ejemplo buscar un lugar (físico, pared de una habitación o imaginario, mi mente) donde poder recordarlo y sentirlo siempre que desee.
Hablar sobre sueños, te hacen sentir ligereza y esperanza. Es reconfortante a pesar de volcar en ellos anhelos y situaciones que queremos cambiar...
Sentaros con quietud y calma, respirar durante unos segundos y guíales con tu voz. "Cierro los ojos y conecto con mis deseos, abro la mano y los dejo ir" Y así, durante unos minutos los niños dejan que sus sueños y deseos aparezcan en su mente y luego los sueltan sin resistencia...
Terminar haciendo un poema de deseos. En una tira de papel cada niño completa la frase, "Deseo que ...."
3- Así soy yo
¿Quien soy yo? ¿Qué cosas se me dan bien y que cosas son difíles para mi? ¿Cómo me siento cuando no destaco o me siento vulnerable? ¿Conozco mis debilidades? ¿Acepto ayuda cuando no soy capaz de hacer algo?
Es muy fácil mostrar nuestra cara radiante, la que es exitosa y la que enseña todo aquello que se nos da bien. Nos encanta sentirnos valiosos y disfrutar sin esfuerzo de nuestras capacidades naturales... pero ¿qué pasa con nuestras sombras? ¿con todo aquello que nos es difícil o que no nos gusta de nosotros? ¿Lo aceptamos?¿Reconocemos nuestras debilidades y aceptamos que hay cosas que debemos mejorar?
Abrir este espacio de diálogo con los niños es muy poderoso porque todos tenemos aspectos que podemos mejorar pero cuando nos preguntan, ¡nos cuesta identicarlos!
En esta dinámica podemos generar este diálogo desde el respeto de que cada persona esta en un proceso diferente. Hay niños que serán capaces de verbalizar en que pueden mejorar o que aspectos no les gusta de ellos y otros no serán capaces; quizás porque no lo han visto o quizás no están preparados para verlo... Acompañar no es juzgar, ni poner voz a otros...sino respetar este proceso de crecimiento y maduración personal. Por ello, te recomiendo no sacar a luz ninguna sombra ajena. Simplemente crear esta conversación porque es una llave para abrir el camino.
Al terminar dales una imagen de la mitad de su cara y pídeles que dibujen su otra mitad. La parte de nosotros que no mostramos pero que también está en nosotros y merece ser cuidada y querida. Sin resintimiento ni culpa.
4- El árbol rojo
Aprender a estar con uno mismo cuando convivimos con situaciones difíciles no es fácil pero la esperanza puede reconfortarnos y darnos fuerza interior. A pesar de las circuntanscias siempre podemos confiar en que todo está cambiando continuamente y que nada viene para quedarse.
El árbol rojo es un cuento inspirador dónde podemos aprender a relacionarnos con lo incómodo, dónde podemos comenzar una conversación sincera sobre el dolor y dónde podemos recordar que las pequeñas cosas pueden producir grandes cambios.
5- En positivo
¿Qué cosas pienso de mi mismo? si tuviera que describirme en una palabra, ¿cual usaría? ¿Me es fácil ver cosas positivas en mí?
Con esta esta dinámica podemos reflexionar sobre nuestro autoconcepto dándonos cuenta de que nuestro aspecto físico no es algo que hayamos elegido ni que podamos modificar. Nacemos con estos ojos y con este cuerpo. Poner atención en nuestras caracterísicas físicas puede ser muy frustante ya que están fuera de nuestro alcance. En cambio nuestra personalidad, las cualidades que nos describen cómo personas, son en gran parte fruto de nuestra mirada y reflejan aquello que sembramos con nuestras acciones. Podemos modificarlas, construír esas cualidades nosotros mismos.Comenzaremos dibujando la silueta de nuestra mano o una flor con pétalos y escribiendo en el centro nuestro nombre. Luego dejaremos un tiempo para buscar una cualidad de nuestra personalidad que nos guste. Algo positivo de nosotros y lo escribiremos en algunos de los dedos o pétalos. Luego pasaremos la mano/flor al compañero de nuestra izquierda. Al recibirla, leeremos el nombre del centro y pensaremos en una cualidad de esa persona que nos guste, la escribiremos y seguiremos pasando las manos/flores hasta que recibamos de nuevo la nuestra.
Esta vez llena de palabras bonitas, de mensajes en positivo que nos llenan el corazón y nos hacen fuertes de verdad!
¡Cuida tu cuerpo, tu mente y tu corazón!